Por primera vez en la historia, los candidatos no podrán evitar hablar de la despenalización.

El rechazo en el Senado a la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo modifica de manera irreversible el paisaje en donde deberán operar todos los partidos políticos desde aquí hasta la elección del año próximo. Por primera vez en la historia argentina, el aborto será uno de los temas sobre los cuales deberán pronunciarse todos los candidatos a cargos ejecutivos y, sobre todo, legislativos, durante la campaña electoral del año próximo.

Las consecuencias que tendrá el nuevo escenario para el oficialismo y para la oposición -e incluso para la propia despenalización- aún se desconocen. Hasta 2017 fue posible postularse a un cargo electivo sin dejar en claro una posición sobre esa cuestión, pero desde ahora será impensable que un candidato pueda eludir durante meses de exposición mediáticacomo los que supone una competencia electoral un pronunciamiento referido al tema.

Las diputadas que promovieron el proyecto ya avisaron queinsistirán con la iniciativa el año que viene, pero ese plan cuenta con un escollo importante: los encargados de votar la ley serán los mismos legisladores que se pronunciaron este año, porque el recambio ocurrirá recién en diciembre de 2018.

Por eso, lo más probable es que los encargados de definir qué respuesta legal tendrá el Estado frente a las miles de interrupciones del embarazo que se practican en el país serán los legisladores que se sienten en sus bancas casi al filo de 2019.

¿Qué posición tendrán esos legisladores nuevos frente al aborto? Hoy es imposible saberlo, pero sí se puede decir que en varias provincias su posición sobre el tema será determinante.

En principio, es esperable que surjan partidos o alianzas articulados en torno a la legalización del aborto o de la agenda de ampliación de derechos de las mujeres. Las experiencias similares en el mundo indican que serán agrupaciones pequeñas, al menos en los primeros turnos electorales.

El mayor dilema lo tendrán Cambiemos, el kirchnerismo y el peronismo, que aspiran a conseguir los millones de votos necesarios para quedarse con el premio de la presidencia de la Nación. Esas alianzas están obligadas a hablarle a todo el electorado, y -además de una oferta de gestión económica y de resolución de los problemas institucionales y sociales- esta vez tendrán que tener un discurso potable para el votante que está a favor del aborto y otro para quienes prefieren que la legislación siga inmodificada. Es muy probable que la propuesta de esas agrupaciones varíe de manera sensible en cada provincia, y por eso la pericia de los organizadores de las campañas tendrá un desafío máximo cuando toque intentar articular un discurso del único tramo de la boleta que se dirime a nivel nacional:el de los candidatos a Presidente y Vice.

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