Igual que Mauricio Macri, Jorge Sampaoli también hace cambios para tratar de recuperar la confianza.

Confianza, credibilidad, previsibilidad. Las tres palabras que marcan el pulso de esta semana no refieren a puntos de partida sino a metas. Es adonde queremos llegar, no de donde estamos saliendo. La confianza en la Argentina es una pompa de jabón en el ojo de un huracán.

Moyano firmó paritarias top pero igual hace paro el lunes con la CGT. Arregló, pero no confía. Las causas judiciales en su contra -que evolucionan en silencio, bajo los goles que llegan desde Moscú- le dan un marco para lo que en su entorno interpretan como la victimización perfecta: si se demoran dirá que sigue libre porque todo era inventado; y si se aceleran dirá que es un apriete del gobierno por su defensa de los trabajadores.

Se pare donde se pare, el día de definiciones para el camionero llegará, inexorable. Quizá un poco alejado de estos sobresaltos cambiarios que no dan paz. Los días del “no pasa nada” de Marcos Peña -que ha bajado su perfil hasta el subsuelo- desembocaron en estos cambios en el equipo económico, que busca reacomodarse como la Selección ante Croacia.

Igual que Macri, Sampaoli también hace cambios. En lugar de Sturzenegger, Cabrera y Aranguren salen Biglia, Rojo y Di María. Sampaoli tiene todavía menos tiempo para trabajar en la recuperación de la confianza. Los enviados a Moscú cuentan que gran parte de estos días se dedicaron a apuntalar a Messi en ese rubro, después del penal fallado. Este jueves habrá 90 minutos para ver si los titubeos blanquicelestes quedaron atrás, aunque el nuevo armado del equipo ya es un titubeo en sí mismo.

Lorenzetti se reunió con Macri y un rato después ya había versiones de que dejaría la presidencia de la Corte. Los voceros del juez, que también desconfía, lo desmintieron rápidamente. A las pocas horas, la Corte anunció que llama a audiencias públicas por el caso Farmacity en la Provincia, una empresa vinculada al vicejefe de Gabinete Mario Quintana que quiere desembarcar en el conurbano y tuvo fallos adversos en todas las instancias de la justicia bonaerense. Carrió se fue a Santa Fe y dijo desde allá que su candidato para la Corte es Rosatti. Y que estaba de gira para “generar confianza a las PyMEs”. Casi al mismo tiempo las tasas de las Lebacs se iban al 47%, quizá buen remedio para el dólar pero malo para la confianza de las PyMEs.

También falla la previsibilidad. Este jueves se iba a presentar el proyecto para un nuevo Código Penal con un acto en la Casa Rosada. El trabajo lleva dos años y contempla cuestiones urgentes para la inseguridad cotidiana, al tope de las preocupaciones sociales durante los últimos 10 años. Pero, bueno… se suspendió.Alguien advirtió -recién ahora- que este jueves juega Argentinay asumen los nuevos ministros. El Código Penal pasa, entonces, para… agosto. Quizá se anticipe si ocurre antes un crimen resonante.

Macri no fue al Día de la Bandera en Rosario por desconfianza con la seguridad y, como contó el periodista Eduardo van der Kooy, Cambiemos suspendió los timbrazos de este fin de semana porque algunos funcionarios ya estaban recibiendo mates de los vecinos demasiado fríos.

Sampaoli apareció en conferencia de prensa y les dio un pequeño festín a los psicólogos. Para darse confianza, dijo que el equipo que él dirige representa “a 40 personas”. Se olvidó de la palabra millones -corrigió después- y graficó en el fallido que no se sienten el equipo de todos.

Una frase alentó a la certidumbre de la prudencia: “Cuanto más uno se agranda, cae luego de más arriba”. Pero no la dijo Sampaoli, sino el flamante presidente del Banco Central, Luis Caputo. Y no hablaba del Mundial, sino de los mercados que abren este jueves con la Argentina calificada como “emergente” después de nueve años.

Otra buena chance para recuperar la confianza.

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