Daniela Lucca, voluntaria del Hospital de Niños Vilela, habló con Eduardo Feinmann y recordó a Miguel Ángel Russo, quien durante mucho tiempo brindó ayuda al sanatorio de la ciudad de Rosario.

Repasá las frases más destacadas

-“Fue cargado de juguetes, pero siempre les decimos lo mismo: creemos que no hacía falta, porque la visita de él, esas veces que fue, fue un regalo para esos chicos que estaban internados y para su familia”

-“Yo destaco de él la humildad, la generosidad, pero sobre todas las cosas, el tiempo que él destinó a estar en el hospital las dos tardes que fue”

-“Era pasar sala por sala, cama por cama, de tener que hablar con los chicos, con las familias, con palabras de aliento, con abrazos, con besos, con fotos”

-“Fueron tardes muy emocionantes para todos”

-“Muchas veces había gente vestida (con la camiseta) de Newells que lo saludaban con un respeto y con una admiración que creo que muy pocas personas han logrado en la vida”

-“Se notaba que estaba un poquito mal, pero con una fuerza y una fortaleza que solo se quebró un poco cuando entró en oncología”

-“Se notaba que estaba un poquito mal, pero con una fuerza y una fortaleza que solo se quebró un poco cuando entró en oncología”

-“No sé si él logró dimensionar lo que generó en esos chicos”

-“Él nunca perdió el contacto con nosotras y siempre que necesitábamos algo, él nos enviaba donaciones de lo que necesitemos, ya sea elementos de higiene, pañales, pinturitas, lo que sea. Hace menos de un mes envió la última donación”

-“Tengo todas cosas lindas y emocionantes para contar de él”

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